jueves, 6 de octubre de 2016

MISTERIOS DEL CANCER

























A pesar de las décadas de estudio sobre este enfermedad, el cáncer continúa dándole sorpresas a los investigadores que intentan producir una guía lo más precisa posible para los pacientes.
Algunos tumores desaparecen. Y en el caótico mundo de la investigación cancerígena, estos hechos sólo agudizan el misterio que es esta enfermedad. Complejas, agresivas y comunes, las células cancerosas y precancerosas se encuentran por todo nuestro cuerpo, especialmente mientras más nos acercamos a la tercera edad.

“Descubrimos este hecho al realizar autopsias a personas que murieron de otras causas y no tenían idea que todas estas células se encontraban en sus cuerpos. De hecho, la pregunta realmente interesante no es por qué nos da cáncer sino por qué no nos da más”, explicó para el diario The New York Times, Thea Tlsty, profesora de patología en la Universidad de California en San Francisco.

En los comienzos de la investigación, la idea de que existe una “flecha” que indica la dirección del cáncer se arraigó en la filosofía naciente sobre la condición. Pero el conocimiento no llega de golpe sino que se acumula, estudios y experimentos han mostrado a los investigadores que el cáncer es mucho más complejo. “Pensábamos que se trataba de un proceso lineal, que una vez contrajeras el cáncer el destino era hacia una condición peor, pero no siempre es así, no podemos ya decir que se trata de una flecha que indique el destino de estas células porque la enfermedad es mucho más complicada”, dijo el doctor Barnett Kramer del Instituto Nacional de la Salud en Estados Unidos. “El cáncer necesita de más de una mutación para empeorar, necesita de las células vecinas y de todo el cuerpo del paciente para fortalecerse o desaparecer. El sistema de defensa y las hormonas del paciente pueden contribuir a echarle más gasolina al fuego, por así decirlo, o ser un auxiliar para erradicarlo. El cáncer es un proceso dinámico”.

Sólo las evidencias han convencido a los más escépticos. “El peso de las pruebas sugiere que tenemos muchas razones para creer. Al final del día no sé con certeza qué tan seguro estoy al respecto pero la evidencias no me dejan cerrar los ojos ante lo observado, por eso lo creo”, explicó el doctor Robert M. Kaplan, de la Universidad de California en Los Ángeles.

Ahora, los científicos desean encontrar la forma de saber cuáles tumores desaparecerán sin tratamiento y cuáles se convertirán en un problema. El doctor Jonathan Epstein aseguró para el diario neoyorquino que los tumores que desaparecen son bastante conocidos entre los cánceres testiculares. “No ocurre a menudo pero ocurre. Además, debemos de tener en cuenta que muchos de estos tumores desaparecen sin que el paciente recurra al médico, por lo que no poseemos estadísticas precisas al respecto. Muchas veces el diagnóstico te enseña el tumor y cuando vas a operar sólo queda una cicatriz. Las evidencias en otros terrenos nos dice que el cáncer puede caminar para atrás o detenerse”, dijo Kaplan.

Mamografía o no mamografía
Sugerir no hacerse una mamografía es considerado una irresponsabilidad completa, especialmente si la mujer pasa de los cuarenta años. Sin embargo, estudios recientes nos brindan ahora otro confuso momento científico. Ciertamente, es frustrante seguir noticias sobre la salud. El proceso de investigación no corresponde ajustadamente con el periodismo ni con las ansias del público en general por tener una respuesta rápida y efectiva. La experimentación toma tiempo, lleva a los científicos por caminos que a lo mejor no tengan salida o puede ofrecerles falsas escapatorias, en este sentido, el cáncer se lleva todos nuestros trofeos porque ha sido imposible ganarle la batalla y los tratamientos que matan las células cancerígenas también matan las saludables y hacen que el paciente se sienta aún peor. El cáncer es aún una calle sin salida repleta de frustración, dolor y tristeza. Por ello, las nuevas indicaciones sobre las mamografías están ocasionando distintas opiniones de los médicos y especialistas.

“La profesión médica ha exagerado los beneficios de estas pruebas contra el cáncer”, expresó hace un mes para el ya citado diario el doctor Otis Brawley, jefe médico de la Sociedad Americana contra el Cáncer. La Sociedad, después del comentario de su director, aconsejó que continuaran con las mamografías, agregando que éstas no sólo no detectan todos los tumores sino que traen diagnósticos que no necesitan de ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, es lo mejor que poseemos hasta el momento.

¿Qué puede una persona hacer?
Mientras los investigadores no descubran una forma de distinguir los tumores que no empeorarán de aquellos que puedan poner su vida en peligro, lo más sensato es continuar con las pruebas que poseemos en la actualidad. “El cáncer en el seno puede ser lento, mediano o rápido, en su promedio de crecimiento y agresividad. La mamografía es buena descubriendo los lentos, que probablemente no necesitan de tratamiento, pero a la vez no descubre los agresivos y mortales antes de que comiencen a esparcirse por el cuerpo. Donde nos brinda los mejores beneficios es al descubrir esos medianos, esas son las pacientes que más se salvan. Igual, lo que necesitamos ahora es una forma de saber qué tipo de tumor la persona tiene y si es necesario el torturante tratamiento o no”, explicó la doctora Laura J. Esserman, cirujana de seno de la Universidad de California en San Francisco.

La especialista agrega que los médicos ahora observan cuáles mujeres son beneficiadas por las mamografías y cuáles no. “Sabemos que las mujeres entre los 70 y los 75 años de edad no deben hacerse mamografías porque si llegan a desarrollar cáncer de seno será del tipo lento que no las matará. Tampoco hay evidencias de que beneficien a las mujeres entre los 40 y 50 años, a menos que tengan una historia familiar de cáncer de seno o una mutación en el gen llamado BRCA, que ya conocemos aumenta el riesgo de contraer la enfermedad. Pero, en las mujeres entre 50 y 70 años existe evidencia fuerte de que la mamografía es beneficiosa y ha reducido la muerte por cáncer de seno en un 20 a 30 por ciento. Como paciente, lo mejor que podemos hacer es mantenernos informados, escuchar la opinión de varios especialistas y tomar una decisión basada en nuestra historia familiar y el conocimiento actual.

Información Extraída de http://www.sindioses.org/

miércoles, 5 de octubre de 2016

Tiroides





La glándula tiroides es un pequeño órgano que se localiza en la parte anterior del cuello. Su importancia deriva de la producción de hormonas tiroideas, fundamentalmente tiroxina. Estas hormonas regulan el metabolismo e influyen en casi todas las células del organismo y son necesarias para controlar las funciones de todos los órganos de nuestro cuerpo. Entre otras muchas funciones controlan la frecuencia cardíaca, las concentraciones de colesterol, mantienen la temperatura corporal, influyen en el funcionamiento intestinal, la memoria y al determinar la rapidez con que los alimentos se transforman en energía influyen en el peso corporal, la fuerza muscular, los nervios y el nivel energético.

Los tres problemas de tiroides más comunes son el hipotiroidismo, el hipertiroidismo y los nódulos tiroideos y, aunque cada uno de estos afecta el cuerpo de forma diferente, tienen algunos síntomas en común que nos permiten ponernos en alerta.

Síntomas del hipotiroidismo

La producción de hormonas tiroideas puede estar disminuida por diferentes motivos, siendo el hipotiroidismo la enfermedad más frecuente de la glándula tiroides. Casi el 8% de la población tiene hipotiroidismo.

Los síntomas pueden ser muy variados. Los más frecuentes son:

Debilidad.
Calambres musculares.
Cansancio.
Somnolencia.
Retraso psicomotor.
Disminución de la memoria.
Concentración deficiente.
Olvidos.
Mal humor.
Sordera.
Depresión.
Aumento de peso por retención de líquidos.
Infertilidad.
Estreñimiento.
Alteraciones en los ciclos menstruales.
Disminución de la frecuencia del latido cardíaco.
Intolerancia al frío.
Piel seca.
Caída del cabello.
Hinchazón de párpados.
Ronquera y tos o faringitis persistentes.
Síntomas del hipertiroidismo

Si, por el contrario, se tiene demasiada hormona tiroidea en la sangre, el cuerpo trabaja más rápidamente. Estaríamos ante un caso de hipertiroidismo.

El 2% de las mujeres adultas padece hipertiroidismo. Los síntomas más frecuentes son:

Nerviosismo.
Debilidad.
Sudoración excesiva.
Intolerancia al calor.
Palpitaciones.
Insomnio.
Pérdida de peso.
Diarreas.
Temblor de manos.
Fatiga.
Molestias oculares.
Ansiedad.
Alteraciones menstruales.
Síntomas de los nódulos tiroideos

Además de las alteraciones hormonales, el tiroides puede presentar a menudo nódulos. El nódulo tiroideo es la manifestación más común de las enfermedades tiroideas, tanto benignas como malignas. Es más frecuente en mujeres y su incidencia se eleva conforme avanza la edad. Se calcula que hasta un 30% de la población puede padecer un nódulo tiroideo, aunque solo en un 7% es palpable.

La mayoría de los nódulos tiroideos son benignos, aunque alrededor del 5- 15% pueden ser un cáncer de tiroides, dependiendo de la edad, sexo, antecedentes de irradiación, antecedentes familiares o personales. Los síntomas son:

Un bulto en el cuello.
Dolor en la parte frontal del cuello que algunas veces alcanza hasta los oídos.
Ronquera u otros cambios en la voz que persisten.
Dificultad para respirar.
Tos constante.
Problemas de deglución.


Diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de tiroides

El diagnóstico y tratamiento de las enfermedades tiroideas debe realizarse en grupos multidisciplinares con experiencia. La asociación de clínicos (endocrinos), ecografistas, citólogos para realizar punciones y cirujanos es fundamental para obtener los mejores resultados. Es la única forma de que, por ejemplo, los 17.000 tiroides que se operan al año en España tengan la indicación de cirugía adecuada para obtener los mejores resultados.