jueves, 16 de febrero de 2017

La ciática ¿Qué es? ¿Como aliviar el dolor?

 Es un dolor ocasionado por algún malestar en el nervio ciático que inicia en la parte baja posterior de la espina y se extiende hasta nuestros dedos del pie. Ocasiona un dolor que puede llegar a ser constante y altamente debilitador. Sentimos hormigueo y adormecimiento desde la espalda baja, los glúteos, los muslos, rodillas hasta nuestros pies. Lo más común es sufrirlo entre los 35 y 50 años, todavía de jóvenes.
El término ciática describe los síntomas de dolor de pierna (y posiblemente de hormigueo, adormecimiento o debilidad) que empiezan en la parte inferior de la espalda y pasan por los glúteos y el nervio ciático mayor en la parte posterior de la pierna.

La ciática es un síntoma de una afección médica subyacente –no es un diagnóstico médico de por sí.
La ciática con frecuencia es caracterizada por la presencia de uno o más de los siguientes síntomas:
Dolor constante en una nalga o en una sola pierna (rara vez puede presentarse en ambas piernas)
Dolor que se agudiza al sentarse
Quemazón o hormigueo que bajan por la pierna (en vez de un dolor sordo)
Debilidad, adormecimiento o dificultad para mover la pierna o el pie
Dolor constante en una nalga
Dolor punzante que pueda hacer difícil ponerse de pie o caminar
El dolor de la ciática puede variar desde infrecuente e irritante hasta constante y debilitador. Los síntomas específicos de la ciática también varían mucho en cuanto al tipo de síntoma, el lugar afectado y su gravedad; todo depende de la afección causante de la ciática. Aunque los síntomas pueden ser muy dolorosos, rara vez producen daños permanentes (daño tisular) en el nervio ciático.

El nervio ciático y la ciática

Los síntomas de la ciática son producidos por la irritación del nervio ciático mayor. El nervio ciático es el más grande de los nervios del cuerpo y está compuesto por raíces individuales que surgen de varias partes de la columna vertebral para luego juntarse y formar el "nervio ciático".
El nervio ciático empieza en la parte inferior de la espalda en el segmento lumbar número 3 (L3).
De cada nivel de la parte inferior de la espalda sale una raíz nerviosa de dentro de la columna y, luego, estas raíces se juntan para formar el nervio ciático mayor.
El nervio ciático va desde la parte inferior de la espalda hasta la parte posterior de cada pierna.
En cada pierna porciones del nervio ciático se ramifican para proveer de nervios a ciertas partes de la pierna; por ejemplo, la nalga, el muslo, la pantorrilla, el pie y los dedos del pie.
Los síntomas de la ciática (por ejemplo, dolor de pierna, adormecimiento, hormigueo, debilidad y posiblemente dolor de pie) son diferentes según la parte del nervio comprimida. Por ejemplo, una compresión del nervio en el quinto segmento lumbar (L5) puede ocasionar una debilidad en la extensión del dedo gordo del pie y potencialmente en el tobillo (marcha en estepaje)
La evolución de la ciática
La prevalencia de la ciática aumenta en las personas de mediana edad. Es rara su aparición antes de los 20 años. La probabilidad de experimentar la ciática aumenta por los cincuenta años y luego se disminuye.1
En general, la ciática no es causada por un evento o una lesión aislados, sino que suele ir desarrollándose con el tiempo.
La gran mayoría de las personas que experimentan la ciática se curan dentro de unas semanas o meses y consiguen aliviar el dolor con tratamientos no quirúrgicos. Sin embargo, otras sufren una ciática fuerte y debilitante debido a la compresión del nervio ciático.
Existen unos pocos síntomas que puedan requerir de una intervención médica (y posiblemente quirúrgica) inmediata, tales como síntomas neurológicos progresivos (por ejemplo, debilidad de la pierna) o una disfunción intestinal o vesical.
Como la ciática es provocada por una afección médica de fondo, su tratamiento se centra en el alivio de las causas subyacentes de los síntomas. Generalmente el tratamiento consta de cuidados personales o tratamientos no quirúrgicos, pero para casos graves o resistentes al tratamiento, puede ser una opción una cirugía.

Aunque lo ideal es ir al doctor en cuanto sintamos este malestar, hay un ejercicio que puede aliviar el dolor y dar un fuerte alivio, éste es la mariposa.

Cómo hacerlo

Siéntate en el piso y extiende tus piernas al frente
Junta tus pies y talones, unos con los otros y mueve los talones lo más cercano a ti
Baja tus muslos hasta que las rodillas toquen el suelo
Mantén esta posición de 30 a 60 segundas respirando profundamente. Gradualmente incrementa el tiempo de resistencia.


Se considera que la posición de la mariposa, o Badha Konasana, es la más benéfica para las mujeres, tonifica los riñones, ayuda a las vías urinarias y previene la formación de hernias de la espina dorsal. Además que ayuda a aliviar los dolores del parto, fortalece el útero y la vejiga.


viernes, 10 de febrero de 2017

La diferencia entre un dolor de garganta, faringitis y amigdalitis

Los términos dolor de garganta, faringitis y amigdalitis con frecuencia se usan indistintamente, pero no son la misma cosa.

Amigdalitis se refiere a las amígdalas que están inflamadas. 

Faringitis es una infección causada por un tipo específico de bacteria, estreptococo. Cuando su hijo tiene faringitis, las amígdalas suelen inflamarse mucho, y la inflamación puede afectar los alrededores de la garganta.

Otras causas de dolor de garganta son los virus, y estos solo pueden causar inflamación de la garganta alrededor de las amígdalas pero no de las amígdalas en sí.

Dolor de garganta
En bebés, niños pequeños y niños en edad preescolar, la causa más frecuente de dolor de garganta es una infección viral. No se necesita ninguna medicina específica cuando el responsable es un virus, y el niño debería mejorar en un período de siete a diez días. Con frecuencia los niños que tienen dolor de garganta causado por virus también tienen un resfriado. Es posible que también presenten fiebre leve, pero generalmente la enfermedad no es muy fuerte.

Un virus específico (llamado virus de Coxsackie), que se observa con más frecuencia en el verano y otoño, puede causar fiebre un poco más alta, más dificultar para tragar y más molestias en general. Si su hijo tiene una infección por el virus de Coxsackie, es posible que también tenga una o más ampollas en la garganta y en sus manos y pies (por lo que suele llamársele enfermedad de mano-pie-boca). La mononucleosis infecciosa puede producir dolor de garganta, frecuentemente con amigdalitis marcada; sin embargo, la mayoría de los niños que tiene una infección del virus de mononucleosis tienen pocos o ningún síntoma.

Faringitis
La faringitis es causada por una bacteria llamada Streptococcus pyogenes. Hasta cierto punto, los síntomas de la faringitis dependen de la edad del niño.

Bebés: pueden tener solo una fiebre baja y una secreción nasal espesa o con sangre.
Niños pequeños: también pueden tener secreción nasal espesa o con sangre y fiebre. Estos niños suelen estar irritables, pierden el apetito y muchas veces tienen ganglios inflamados en el cuello. A veces los niños pequeños se quejan de dolor de estómago y no de dolor de garganta.
Niños de más de tres años: suelen tener síntomas más fuertes; el dolor de garganta puede ser extremadamente doloroso, la fiebre sube arriba de 102 grados Fahrenheit (38,9 grados Celsius), hay ganglios inflamados en el cuello y pus en las amígdalas.
Es importante poder distinguir una faringitis (infección estreptocócica) de una infección viral, porque las infecciones estreptocócicas se tratan con antibióticos.

Diagnóstico y tratamiento
Si su hijo tiene dolor de garganta que no cede (no uno que desaparece después de beber algo en la mañana), ya sea que esté acompañado por fiebre, dolor de cabeza, dolor de estómago o cansancio extremo, debe llamar a su pediatra. Esa llamada debe hacerse con más urgencia si su hijo parece estar sumamente enfermo, o si tiene dificultad para respirar o mucha dificultad para tragar (lo que hace que babee).

Cultivo de garganta
Esto puede ser indicación de una infección más grave. El médico examinará a su hijo y es posible que realice un cultivo de garganta para determinar la naturaleza de la infección. Para esto, tocará la parte posterior de la garganta y las amígdalas con un aplicador con punta de algodón y frotará la punta en una placa de cultivo especial que permite que la bacteria de estreptococo crezca si está presente. La placa de cultivo se examina veinticuatro horas después para determinar la presencia de la bacteria.

Examen rápido de faringitis
La mayoría de consultorios de pediatras hacen pruebas rápidas de estreptococo que brindan resultados en minutos. Si la prueba rápida es negativa, es posible que su médico confirme el resultado con un cultivo. Una prueba negativa significa que se asume que la infección es causada por un virus. En ese caso, los antibióticos (que son antibacterianos) no ayudan y no se recetarán.

Antibióticos
Si la prueba muestra que su hijo sí tiene faringitis, el pediatra recetará un antibiótico oral o inyectado. Si es oral, es muy importante que tome la dosis completa, tal como se receta, incluso si los síntomas mejoran o desaparecen.

Si la faringitis de su hijo no se trata con antibióticos, o si no completa el tratamiento, la infección puede empeorar o extenderse a otras partes del cuerpo, dando origen a afecciones como abscesos de las amígdalas o problemas de los riñones. Las infecciones estreptocócicas que se dejan sin tratar pueden resultar en fiebre reumática, una enfermedad que afecta el corazón. Sin embargo, la fiebre reumática es rara en los Estados Unidos y en niños menores de cinco años.

Prevención
Muchos tipos de infecciones de la garganta son contagiosos, transmitiéndose principalmente por el aire en pequeñas gotas de humedad o en las manos de los niños o adultos infectados. Por esa razón, tiene sentido mantener a su hijo alejado de las personas que tienen síntomas de esta afección. Sin embargo, la mayoría de personas son contagiosas antes de que los primeros síntomas aparezcan, así que realmente no existe una forma práctica de evitar que su hijo se contagie de la enfermedad.

En el pasado, cuando un niño tenía varias infecciones de garganta, era probable que se le sacaran las amígdalas en un intento por evitar más infecciones. Pero esta operación, llamada amigdalotomía, ahora solo se recomienda para los niños sumamente afectados. Incluso en los casos difíciles, donde hay infecciones repetidas, el tratamiento con antibiótico suele ser la mejor solución

Fuente
Caring for Your Baby and Young Child: Birth to Age 5, 6th Edition (Copyright © 2015 American Academy of Pediatrics)

miércoles, 8 de febrero de 2017

Parejas con obesidad necesitan más tiempo para lograr el embarazo

Las parejas en las que tanto la mujer como el varón tienen un IMC superior a 35 kg/m2 pueden requerir hasta un 60% de tiempo adicional en alcanzar la concepción


La infertilidad se define como la imposibilidad de lograr la concepción natural de un hijo tras 12 meses de relaciones sexuales sin el uso de métodos anticonceptivos. Una enfermedad que padece una de cada cuatro parejas en el mundo occidental y que afecta a cerca un 15% de las parejas de nuestro país. Pero, ¿por qué se produce esta infertilidad? Pues por distintas causas tanto psicológicas como biológicas, caso de la edad ‘avanzada’ de los progenitores. Y asimismo, del exceso de peso. Y no solo en el caso de la madre, sino también en el de su compañero. De hecho, y según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), las parejas en las que ambos integrantes son obesos pueden tardar hasta un 60% de tiempo más en alcanzar la concepción que aquellas en las que tanto la mujer como el varón ‘disfrutan’ de un peso normal.


Como explica Rajeshwari Sundaram, directora de esta investigación publicada en la revista «Human Reprodution», «la mayoría de estudios sobre fertilidad y peso corporal se han centrado en la mujer de la pareja, pero nuestros hallazgos destacan la importancia de incluir a ambos integrantes. Unos resultados que, asimismo, muestran que los especialistas en fertilidad deben considerar el peso corporal a la hora de aconsejar a sus pacientes».

Embarazo demorado
Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los datos de 501 parejas de adultos que habían tomado parte en Estudio de Investigación Longitudinal de la Fertilidad y el Ambiente (Estudio LIFE), trabajo desarrollado entre 2005 y 2009 y en el que las mujeres tenían edades comprendidas entre los 18 y los 44 años.

Los autores dividieron a las parejas participantes en tres grupos en función de los índices de masa corporal (IMC) de sus integrantes –‘no obesos’, con un IMC inferior a 30 kg/m2; ‘obesos tipo I’, con un IMC entre 30 y 35 kg/m2; y ‘obesos tipo II’, con un IMC superior a 35 kg/m2– y evaluaron el tiempo hasta alcanzar la concepción en cada uno de los grupos.

Los resultados mostraron que, tal y como cabría esperar, el exceso de peso corporal se asoció a un mayor tiempo para lograr el embarazo. De hecho, y comparadas frente a aquellas en las que sus integrantes eran ‘no obesos’, las parejas del grupo de ‘obesos tipo II’ requirieron un tiempo hasta un 55% mayor para conseguir la concepción.

Es más; en aquellos casos en los que además de exceso de peso se juntaron otros factores de riesgo de infertilidad –caso del hábito tabáquico, de la falta de ejercicio o de unos niveles elevados de colesterol–, el periodo hasta la concepción en las parejas cuyos miembros se integraban en el grupo de ‘obesos tipo II’ se incrementó en un 59%.

Como indican los autores, «los estudios previos al respecto se han centrado por lo general solo en el IMC de la mujer. Pero algunas investigaciones llevadas a cabo con parejas sometidas a técnicas de reproducción asistida ya habían arrojado unos resultados similares a los nuestros. Sin embargo, nuestro estudio se ha realizado con parejas de la población general, no con parejas en tratamientos de infertilidad».

Más allá de la fertilidad
En definitiva, y con objeto de lograr el ansiado embarazo, tanto la mujer como el varón de una pareja –que no solo la mujer– deben tratar de reducir su peso en caso de que resulte excesivo. Un aspecto que resulta del todo necesario y no únicamente por una cuestión de fertilidad, sino porque la obesidad se asocia a un mayor riesgo de desarrollo de enfermedades muy graves y potencialmente mortales.

Como concluye Rajeshwari Sundaram, «además de los beneficios para la salud que conlleva un peso saludable, caso de la disminución del riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, las patologías cardiovasculares y el cáncer, las medidas para la reducción del peso pueden ayudar a acortar el tiempo necesario para alcanzar la concepción».

 Informacion extraida del sitio Web www.abc.es